Colóquese sobre una pierna, con el otro pie plano contra la pared, pero sin tocarla con la espalda y los hombros. Encuentre su equilibrio sin tocar la pared con las manos. Mantenga el cuello y los hombros relajados, la cabeza debe permanecer recta, directamente sobre la pierna y sin mover los hombros. Gire la cabeza a ambos lados.
Repita con los ojos abiertos y/o cerrados siguiendo las indicaciones de su terapeuta.